lunes, 29 de marzo de 2010

Capítulo 6: CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO; JUEGO DE TOCHOS

Ilustración conceptual sobre el personaje de Eddard Stark.

Uno de los grandes fenómenos editoriales de los últimos años, corredor de fondo si se lo compara con el asunto DaVinci y sus émulos, los vampiros de instituto y el policíaco nórdico, es el desatado por la saga Canción de hielo y fuego, del autor norteamericano George R. R. Martin. Fácil resulta sacar conclusiones al ver esas dos "R" de su nombre, y acertaríamos: la obra en la que se encuentra inmerso Martin rivaliza en ambición con la excelsa saga fantástica de J. R. R. Tolkien, si bien una cosa es lo que uno espera encontrar, y otra lo que termina hallando.

El de la ilustración es Jon Nieve, bastardo de Eddard.

Canción de hielo y fuego se compone de -hasta el momento- cinco volúmenes: Juego de tronos (1996), Choque de reyes (1998), Tormenta de espadas (2000), Festín de cuervos (2005) y Danza de dragones, esta última pendiente de publicación. Si no me equivoco, quedarían otros dos libros por publicar antes de que la saga concluya del todo. Eso sí, dicen las malas lenguas que Martin pensó, como todo hijo de vecino, en una trilogía, aunque terminó por estirar el invento. Y no es mal invento, desde luego, porque hay medio mundo en ascuas.

Ésta es Daenerys Targaryen.

Cada uno de los volúmenes que componen la serie es de una longitud descomunal, de 600 a 1000 páginas por lo menos, siendo Tormenta de espadas el más largo, con dos tomos de grosor tremendo. El argumento, en principio, no dista mucho del de cualquier otra saga de fantasía épica medieval: una serie de reinos con sociedades feudales enfrentados por el control de un vasto territorio llamado Poniente que el lector puede tener a mano con el imprescindible mapa al principio de cada tomo. Aquí las estaciones duran años, y en el momento en que comienza la acción se atisba la llegada de uno de los inviernos más crudos sufridos por el continente. Vamos conociendo poco a poco a las diferentes casas que se reparten el territorio -cada una con su correspondiente símbolo heráldico-, encabezadas por quienes parecen llamados a protagonizar la historia, los Stark, que dominan el frío norte. No quiero desvelar demasiado del argumento, pero la cosa empieza a tomar forma sobre todo en tres frentes: el más evidente, el que se abre a raíz de que el borrachuzo y putañero rey Robert Baratheon pide al valiente y noble Eddard Stark que se convierta en su primer ministro, su "Mano", tras la misteriosa muerte del anterior hombre en el cargo; el de los príncipes herederos de la anterior dinastía, Viserys y Daenerys Targaryen, que desde el exilio intentan organizar alguna clase de contraataque para recuperar el trono de Robert, el usurpador; y el de una serie de extraños y paranormales sucesos que tienen lugar en el extremo norte de Poniente, donde un gigantesco muro vigilado por monjes guerreros separa el mundo civilizado de una naturaleza indómita que alberga entidades de aterradores poderes.

Doble portada de Tormenta de espadas.

Lo que convierte a Canción de hielo y fuego en una propuesta literaria con personalidad propia es el estilo que maneja Martin a la hora de organizar la narración: cada capítulo lleva el nombre del personaje que lo protagoniza y que, de alguna manera, filtra los hechos a través de sus ojos, llegando siempre a un final sorprendente (un "cliffhanger" en toda regla) que obliga al lector a seguir leyendo febrilmente. Resulta sorprendente ver con qué velocidad pasa uno las páginas de estos tochos tremendos. George R. R. Martin tiene amplia experiencia como guionista de series de televisión (En los límites de la realidad, por ejemplo), y eso se nota. Además, el éxito fulgurante de series como Perdidos ha ayudado sin duda a afianzar este modo de contar historias enganchando al público. Lo malo en este caso es que los seguidores de estos libros llevan comiéndose las uñas desde el '96, y quién sabe cuando terminará la saga.

Éstos no se quiénes son, pero vete a saber.

Y luego está el tema que más me llama la atención de la serie: la visión que ofrece Martin de las relaciones humanas, casi siempre basada en la crueldad extrema, el sexo explícito y las ansias de poder por encima de todo. Pese a lo que pueda parecer mirando a las portadas españolas, no estamos hablando de una mera excusa para montarse un juego de rol, ya que Canción de hielo y fuego está mucho más cerca del Robert Graves de Yo, Claudio o de las mafias de Mario Puzo que de las novelas de Dragonlance. Yo no regalaría Juego de tronos a un chaval de 12 años, precisamente. También prevengo al aficionado que pueda sentirse atraído a esta serie, diciéndole que no debe encariñarse con ningún personaje, ya que a menudo los giros argumentales exigen que ruede la cabeza de quien uno menos se espera, a veces a destiempo y siempre en pos de desconcertar al lector y destrozarle cualquier esquema precondebido. Es una saga bastante amarga en lo que a satisfacer nuestras ansias de "justicia divina" se refiere.

Portadas de ediciones en inglés. Hay más ediciones, que conste.

Por último, y a riesgo de que la entrada me salga tan larga como una entrega de la serie, quiero tratar el tema de la comparación con El señor de los anillos. Primeramente, quede claro que no soy partidario de comparar estos dos libros por el hecho de pertenecer al mismo género, sobre todo considerando que no se parecen en nada, pero bueno. Pienso que Canción de hielo y fuego es una de las dos o tres mejores sagas literarias fantásticas jamás escritas, aunque Tolkien jugaba en otra liga, y las suelas de sus zapatos son altas como zancos. Martin maneja un lenguaje correcto aunque no especialmente brillante, poniendo en boca de algunos personajes frases lapidarias propias del pulp más pedestre, y puede resultar excesiva la atención que dedica a la descripción de vestuarios y emblemas todas y cada una de las veces que fulano o mengano entra en escena. También se detiene muchísimo a explicar qué viandas hay sobre las mesas de los señores de los Siete Reinos. En fin, que pese a lo que algunos puedan deducir de esta entrada del blog, en la que puedo haber sido bastante crítico en algún momento, recomiendo sólidamente la lectura de esta estupenda serie de libros, estimulantes y audaces como pocos, que harán las delicias de quienes gustamos de leer por placer. Terminé Juego de tronos hace unos meses, y ya estoy deseando hacerme con Choque de reyes. Es que enganchan, de verdad.

Bizarrada del día: George R. R. Martin con Álex de la Iglesia en el plató de Plutón BRB Nero, cuando el escritor se encontraba en España buscando localizaciones patrias para la adaptación a teleserie de Juego de tronos por parte de la cadena HBO.

miércoles, 24 de marzo de 2010

LITERATURA INFECTADA




Yo creía que las portadas de los libros zombificados que están proliferando eran un chiste, como un cartel falso de una peli, pero no, ¡es que existen realmente! Son los textos originales, con insertos añadidos en los que prima la acción contra los zombies. Una cosa es que exista un género de literatura de horror en esta vertiente, tal como la Guerra Mundial Z o el Manual de Supervivencia contra zombies, pero otra es que afecte a los libros que, desprotegidos porque no tienen ya derechos de autor y son patrimonio universal, queden utilizados como negocio editorial. ¡Que son clásicos, por el amor de Dios! Entiendo el chiste, que la infección se extienda al resto de libros, pero juzgad vosotros y ved si dentro de poco habrá que meter más acción a La Celestina, con la alcahueta volviendo de la tumba para vengarse de todos, o Calixto zombie queriendo yacer una vez más con Melibea. Un virus ha comenzado en la Literatura, espero que sólo sea una moda pasajera:
Sentido, sensibilidad y zombies
Las aventuras de Huckleberry Finn y el zombie Jim
Sentido, sensibilidad y monstruos marinos (todos estos libros existen!!)

lunes, 22 de marzo de 2010

EL PÉNDULO DE FOUCAULT: ISIS DESVELADA




Una vez Umberto Eco arrasó con El nombre de la Rosa, pudo sacar una novela dificilísima para el ´lector, en la que incluyó una parodia gigante sobre las conspiraciones que aunaba Templarios, Sociedades Secretas, al conde de Saint Germain, las corrientes telúricas ¡todo! Y creó unos editores que publicaban a todos los Ocultistas para cachondearse de ellos, y acaban creyendo en la perfección de su propia teoría. El péndulo de Foucault debería ser a las novelas actuales de conspiradores estilo Dan Brown, lo que el Quijote a los libros de Caballerías.

¡ALERTA DESTRIPE!
Al final de la novela, tras escapar de la fatalidad de una vida entregada a un intelectualismo vacío, el protagonista concluye que lo mejor que hizo en su vida fue tocar la corneta para unos soldados.

Cada capítulo tiene por título el comienzo de un texto extraído de obras de nigromancia y ocultismo. La novela puede ser considerada una gran crítica a todo el esoterismo. Por un lado, el gran plan es dibujado por tres editores que intentan superar a los escritores de textos ocultistas, a quienes desprecian, como mera forma de evitar su aburrimiento. En un punto aún más satírico, para resolver algunos enigmas del plan llegan a recurrir al uso de un computador personal para que genere secuencias aleatorias de las que extraer información.

Además, presenta una crítica a la base del esoterismo. Umberto Eco desnuda en la novela el método de investigación que emplean todos estos escritores, basado en las analogías. De dos objetos cualesquiera, primero se les busca una analogía, se les otorga una explicación y se intenta que esa explicación se apoye en otras analogías ya mencionadas. Una novela dificilísima y que sin embargo he tenido el placer de compartir como lectura común con dos amigos. Quizá porque nosotros somos el público de ese juego.